Cicatrices del alma.
Sé que no hay un número para mis cicatrices y no estoy hablando de las de mi piel, si no las heridas de años y no hablo de mis 15 y mi alma anda en bastón aunque yo aún puedo correr, me gusta hablar de ello porque siempre tengo una historia distinta, podría decir interminables, no tienen final feliz pero son un montón de libros que terminan dándole forma a lo que soy a lo que ves ahora es difil creer que aún sigo de pie mas difil creer que aún puedo reír y creme si la vida me diera la oportunidad de volver a empezar tallaría centímetro a centímetro cada cicatriz y escribiría cada día de mi vida cómo lo eh pasado aún esos días donde casi clavo una estaca en mi brazo, porque prefería ría dormir la eternidad que volver a ver el sol y no saber para donde caminar.
Con el tiempo aprendí que el no cura nada que debes hacerte médico de tu alma que nadie va a traer tiritas para tus lesiones, que aveces es necesario curar heridas sin anestesia, que seguir conservando lo que ya ha muerto, que aunque nuestra recamara este ordenada nuestro corazón se vuelve un acomulador compulsivo que se reusa a sacar lo que nos daña, que la única persona con las que aveces tienes que peliar eh incluso asesinar eres tú misma no es una literal pero ya sabes de qué hablo.
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